A finales de los años
1960, Pedro “Sorolo” Rodríguez, panameño de 84 años en la actualidad, conoció a
Ismael Rivera. Comieron frituras y se hicieron amigos, ¡casi hermanos!. Pocas
personas saben que “Sorolo” es el responsable de que “El Sonero Mayor” conociera
y se hiciera devoto del Cristo Negro de Portobelo, por el que se apartó del
camino de las drogas y a quien en un acto de agradecimiento y fe absoluta le
dedicara uno de los temas más emblemáticos de la salsa: “El Nazareno”.
Sorolo o Sorolongo,
como le decía Maelo, cuenta todas estas anécdotas con una voz apagada y
risueña. Sus ojos brillan y lagrimean con sus memorias más personales. Durante
1969, recuerda Sorolo, la revolución de Torrijos trajo varios salseros
importantes, como Roberto Roena, Bobby Cruz e Ismael Rivera. El chorrillero fue
al Juan Demóstenes Arosemena, en Curundú, a ver a El Sonero Mayor. Al final del
concierto, sintió la necesidad de ir hasta los estacionamientos para intentar
conocerlo.
Fue entonces cuando vio
al cantante panameño Johnny Motete Palm, quien le presenta a Ismael Rivera:
“Maelo se me quedó mirando y le dijo a Johnny que se iba a ir conmigo. Fuimos
para casa de mi mamá, comió unas frituras y me pidió un ‘morir soñando’ (bebida
dominicana de jugo de naranja con leche). Esa misma noche fue la primera vez
que le hablé del Cristo Negro”, evoca Sorolo.
Con el paso del tiempo
y la amistad con Ismael Rivera se hizo más fuerte. Coincidían en casi todo,
hasta en la ropa. “Yo le prestaba mis cosas, menos los zapatos. Él era 11 y yo
era 10”. Tampoco concordaban en el uso de drogas. Por esos años, Maelo padecía
una fuerte adicción a la heroína que afectaba su estado físico: “Siempre andaba
con poca energía”, dice Sorolo.
El sábado de
carnavalitos de 1969, él acompañaba a Rivera hacia Colón para un concierto.
Cuando el taxi alquilado que los llevaba pasó por Sabanitas, Sorolo le pidió
que se desviara hacia Portobelo: “Cuando Ismael entró a la iglesia y vio al
Cristo, cayó de rodillas, y se quedó ahí como por una hora. Salió con un rostro
diferente. Al día siguiente, ya en Panamá, el taxista me va a buscar y me dice
que Ismael quería que fuera al hotel. Al llegar, me dio su jeringa y un mantel,
y me dijo que lo botara, que no lo usaría más”, cuenta Sorolo con los ojos
brillosos.
Fue también por esa
época, en 1972, que el chorrillero decidió emprender un viaje hacia Estados
Unidos para vivir el sueño americano. Como no clasificaba para ser residente,
se fue por carretera, atravesó toda América Central hasta llegar al Distrito
Federal de México, luego a Tijuana y después a cruzar la frontera hacia San
Diego. De ahí tomó un bus hasta Los Ángeles y después hacia Nueva York, donde
lo esperaba su amigo Papito Reed. Tras vivir unos meses con él, decidió
reencontrarse con su amigo Ismael Rivera, quien le ofreció su casa y el trabajo
de acomodar los arreglos en los conciertos por $200.
En Nueva York, su vida
cambió. Se casó dos veces, tuvo cuatro hijas, trabajó en diferentes empresas y
hasta se jubiló allá. También quedó inmortalizado en la canción El Nazareno,
grabada en 1974 por “El Sonero Mayor”.
Hoy se le puede visitar
a “Sorolo” en su restaurante en una de las esquinas de calle 27, en El
Chorrillo, Panamá, también conocido como “La Esquina de Maelo”, por su amistad
con Ismael Rivera. Al entrar al restaurante se puede apreciar que su interior
está repleto de coloridos dibujos del Sonero Mayor, entre otros personajes más.